Maternar en la soledad de un matrimonio
C.S.
La salud mental en la maternidad es un tema tan olvidado en la sociedad actual y en general. Es una tarea que abarca el 100% del tiempo de una persona hacia un ser necesitado de amor, de comida y atención. Y nos preguntamos, ¿quién se preocupa por la salud de la madre? ¿Cómo equilibrar este trabajo con las necesidades de otros hijos y de uno misma? Tener un bebe es olvidarse de dormir profundamente, de poder bañarse sin cargo de consciencia, de ir 5 minutos al baño, de cocinarte, de comer y de ver la luz sin que los ojos te duelan.
Cuando se está embarazada se piensa en lo hermoso que será cuando nazca pero la realidad es otra.
Estamos en otro país, somos migrantes, con otro idioma, con un clima cambiante y sola. A pesar de haberme casado con quien pensé sería el amor de mi vida, me encontraba sola, porque muchas veces la maternidad es una vivencia solitaria, nadie te dice eso.
Por esta soledad es que existen “las tribus”, donde uno busca mujeres que estén en tu misma o similar condición para que te apoyen o te guíen, porque saben y conocerán el sentimiento.
Mi gran cuestionamiento fue: ¿Cómo encontrar una tribu cuando no es tu idioma materno? Tratar de hacer tribu en un país distinto es difícil, imaginen maternar, ¡uf! Más complicado aún, pero llegué a la conclusión de que te debes atrever, total la necesidad de “tribu” es similar acá o en cualquier parte. Me animé y pude contactarme a un café de padres, algo muy útil y donde poco a poco fui abriendo los ojos de mi realidad doméstica, la cual era insana. Mi marido abusaba del alcohol y consumo de drogas, ese mismo hombre que muchas veces prometió y juró por su hermano muerto, por su familia que dejaría todo vicio una vez que naciera nuestra hija. Pues fueron solo mentiras.
Al nacer mi hija todo empeoró, fines de semanas sola con una bebé recién nacida, durmiendo poco o nada, sin ayuda, solo llamadas por teléfono a mi mamá para preguntar cosas, días que parecen solo oscuridad porque el invierno es crudo y rudo, nieve, viento, temperaturas bajo cero y se oscurece a las 16:00 hrs, y sentirme completamente sola, salvo por mi gatita.
En esa soledad que se incrementaban en las noches porque mi marido no venía a dormir. Las drogas y el alcohol ganaban en el paso del tiempo.
Poco a poco abrí los ojos y me di cuenta que llorar en la ducha no funcionaba, que quedarme durmiendo hasta las 12 del día me estaba matando. Así que un día me levanté y me dije: “esto se acabó, o salgo y pido ayuda o no se que pasará conmigo. No puedo dejar a mi hija sola en este mundo”. Empecé a levantarme a las 6 am, leerle a mi hija o jugar con ella, ducharme en el tiempo de su primera siesta y lo principal, pedí ayuda a diferentes organizaciones y me propuse salir adelante. Leer, investigar y empezar hacer una estrategia para salir de esa casa, el hogar que construí. Lo más triste fue dejar a mi gatita.
Después de meses, logré salir de esa situación violencia sin volverme loca o con depresión, sin odio y segura de mi misma. Hasta el día de hoy sigo en contacto con otras mamás que me ayudan en esta nueva etapa de mi vida que es la maternidad en solitario.
Si necesitas ayuda contáctense con las organizaciones sociales del lugar donde viven, hay matronas y diferentes personas que te pueden apoyar en esta tarea hermosa y difícil a la vez. Si necesitas orientación legal también puedes comunicarte con Weisse Ring. No dudes busca ayuda.